ALNICOLSA
PRODUCTOS AGROINDUSTRIALES
VENTANILLA - CALLAO (PERÚ) |
|
lebr7@yahoo.com |
Viscosidad
1.
INTRODUCCIÓN
Viscosidad,
propiedad de un fluido que tiende a oponerse a su flujo cuando se le aplica una
fuerza. Los fluidos de alta viscosidad presentan una cierta resistencia a fluir;
los fluidos de baja viscosidad fluyen con facilidad. La fuerza con la que una
capa de fluido en movimiento arrastra consigo a las capas adyacentes de fluido
determina su viscosidad, que se mide con un recipiente (viscosímetro) que tiene
un orificio de tamaño conocido en el fondo. La velocidad con la que el fluido
sale por el orificio es una medida de su viscosidad. Véase Mecánica de
fluidos.
2.
FLUJOS DE LA CAPA LÍMITE
Según la
teoría molecular, cuando un fluido empieza a fluir bajo la influencia de la
gravedad, las moléculas de las capas estacionarias del fluido deben cruzar una
frontera o límite para entrar en la región de flujo. Una vez cruzado el
límite, estas moléculas reciben energía de las que están en movimiento y
comienzan a fluir. Debido a la energía transferida, las moléculas que ya
estaban en movimiento reducen su velocidad. Al mismo tiempo, las moléculas de
la capa de fluido en movimiento cruzan el límite en sentido opuesto y entran en
las capas estacionarias, con lo que transmiten un impulso a las moléculas
estacionarias. El resultado global de este movimiento bidireccional de un lado
al otro del límite es que el fluido en movimiento reduce su velocidad, el
fluido estacionario se pone en movimiento, y las capas en movimiento adquieren
una velocidad media.
Para hacer que una capa de
fluido se mantenga moviéndose a mayor velocidad que otra capa es necesario
aplicar una fuerza continua. La viscosidad en poises se define como la magnitud
de la fuerza (medida en dinas por centímetro cuadrado de superficie) necesaria
para mantener —en situación de equilibrio— una diferencia de velocidad de 1
cm por segundo entre capas separadas por 1 cm. La viscosidad del agua a
temperatura ambiente (20 °C) es de 0,0100 poises; en el punto de ebullición
(100 °C) disminuye hasta 0,0028 poises.
3.
EFECTOS DEL CALOR
La viscosidad de
un fluido disminuye con la reducción de densidad que tiene lugar al aumentar la
temperatura. En un fluido menos denso hay menos moléculas por unidad de volumen
que puedan transferir impulso desde la capa en movimiento hasta la capa
estacionaria. Esto, a su vez, afecta a la velocidad de las distintas capas. El
momento se transfiere con más dificultad entre las capas, y la viscosidad
disminuye. En algunos líquidos, el aumento de la velocidad molecular compensa
la reducción de la densidad. Los aceites de silicona, por ejemplo, cambian muy
poco su tendencia a fluir cuando cambia la temperatura, por lo que son muy
útiles como lubricantes cuando una máquina está sometida a grandes cambios de
temperatura.
Fluido, sustancia que cede inmediatamente a cualquier fuerza tendente a alterar su forma, con lo que fluye y se adapta a la forma del recipiente. Los fluidos pueden ser líquidos o gases. Las partículas que componen un líquido no están rígidamente adheridas entre sí, pero están más unidas que las de un gas. El volumen de un líquido contenido en un recipiente hermético permanece constante, y el líquido tiene una superficie límite definida. En contraste, un gas no tiene límite natural, y se expande y difunde en el aire disminuyendo su densidad. A veces resulta difícil distinguir entre sólidos y fluidos, porque los sólidos pueden fluir muy lentamente cuando están sometidos a presión, como ocurre por ejemplo en los glaciares.
1. INTRODUCCIÓN Mecánica de fluidos, parte de la física que se ocupa de la acción de los fluidos en reposo o en movimiento, así como de las aplicaciones y mecanismos de ingeniería que utilizan fluidos. La mecánica de fluidos es fundamental en campos tan diversos como la aeronáutica (véase Avión), la ingeniería química, civil e industrial, la meteorología, las construcciones navales y la oceanografía.
La mecánica de fluidos puede subdividirse en dos campos principales: la estática de fluidos, o hidrostática, que se ocupa de los fluidos en reposo, y la dinámica de fluidos, que trata de los fluidos en movimiento. El término de hidrodinámica se aplica al flujo de líquidos o al flujo de los gases a baja velocidad, en el que puede considerarse que el gas es esencialmente incompresible. La aerodinámica, o dinámica de gases, se ocupa del comportamiento de los gases cuando los cambios de velocidad y presión son lo suficientemente grandes para que sea necesario incluir los efectos de la compresibilidad.
Entre las aplicaciones de la mecánica de fluidos están la propulsión a chorro, las turbinas, los compresores y las bombas (véase Aire comprimido). La hidráulica estudia la utilización en ingeniería de la presión del agua o del aceite.
2.
ESTÁTICA DE FLUIDOS O HIDROSTÁTICA
Una característica fundamental de cualquier fluido en
reposo es que la fuerza ejercida sobre cualquier partícula del fluido es la
misma en todas direcciones. Si las fuerzas fueran desiguales, la partícula se
desplazaría en la dirección de la fuerza resultante. De ello se deduce que la
fuerza por unidad de superficie —la presión— que el fluido ejerce contra
las paredes del recipiente que lo contiene, sea cual sea su forma, es
perpendicular a la pared en cada punto. Si la presión no fuera perpendicular,
la fuerza tendría una componente tangencial no equilibrada y el fluido se
movería a lo largo de la pared.
Este concepto fue formulado por primera vez en una forma
un poco más amplia por el matemático y filósofo francés Blaise Pascal en
1647, y se conoce como principio de Pascal. Dicho principio, que tiene
aplicaciones muy importantes en hidráulica, afirma que la presión aplicada
sobre un fluido contenido en un recipiente se transmite por igual en todas
direcciones y a todas las partes del recipiente, siempre que se puedan
despreciar las diferencias de presión debidas al peso del fluido y a la
profundidad.
Cuando la gravedad es la única fuerza que actúa sobre un líquido contenido en un recipiente abierto, la presión en cualquier punto del líquido es directamente proporcional al peso de la columna vertical de dicho líquido situada sobre ese punto. La presión es a su vez proporcional a la profundidad del punto con respecto a la superficie, y es independiente del tamaño o forma del recipiente. Así, la presión en el fondo de una tubería vertical llena de agua de 1 cm de diámetro y 15 m de altura es la misma que en el fondo de un lago de 15 m de profundidad. De igual forma, si una tubería de 30 m de longitud se llena de agua y se inclina de modo que la parte superior esté sólo a 15 m en vertical por encima del fondo, el agua ejercerá la misma presión sobre el fondo que en los casos anteriores, aunque la distancia a lo largo de la tubería sea mucho mayor que la altura de la tubería vertical. Veamos otro ejemplo: la masa de una columna de agua dulce de 30 cm de altura y una sección transversal de 6,5 cm2 es de 195 g, y la fuerza ejercida en el fondo será el peso correspondiente a esa masa. Una columna de la misma altura pero con un diámetro 12 veces superior tendrá un volumen 144 veces mayor, y pesará 144 veces más, pero la presión, que es la fuerza por unidad de superficie, seguirá siendo la misma, puesto que la superficie también será 144 veces mayor. La presión en el fondo de una columna de mercurio de la misma altura será 13,6 veces superior, ya que el mercurio tiene una densidad 13,6 veces superior a la del agua. Véase también Atmósfera; Barómetro; Capilaridad.
El segundo principio importante de la estática de fluidos
fue descubierto por el matemático y filósofo griego Arquímedes. El principio
de Arquímedes afirma que todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta una
fuerza hacia arriba igual al peso del volumen de fluido desplazado por dicho
cuerpo. Esto explica por qué flota un barco muy cargado; el peso del agua
desplazada por el barco equivale a la fuerza hacia arriba que mantiene el barco
a flote.
El punto sobre el que puede considerarse que actúan todas las fuerzas que producen el efecto de flotación se llama centro de flotación, y corresponde al centro de gravedad del fluido desplazado. El centro de flotación de un cuerpo que flota está situado exactamente encima de su centro de gravedad. Cuanto mayor sea la distancia entre ambos, mayor es la estabilidad del cuerpo. Véase Estabilidad.
El principio de Arquímedes permite determinar la densidad de un objeto cuya forma es tan irregular que su volumen no puede medirse directamente. Si el objeto se pesa primero en el aire y luego en el agua, la diferencia de peso será igual al peso del volumen de agua desplazado, y este volumen es igual al volumen del objeto, si éste está totalmente sumergido. Así puede determinarse fácilmente la densidad del objeto (masa dividida por volumen). Si se requiere una precisión muy elevada, también hay que tener en cuenta el peso del aire desplazado para obtener el volumen y la densidad correctos.
3.
DINÁMICA DE FLUIDOS O HIDRODINÁMICA
Esta rama de la mecánica de fluidos se ocupa de las leyes
de los fluidos en movimiento; estas leyes son enormemente complejas, y aunque la
hidrodinámica tiene una importancia práctica mayor que la hidrostática, sólo
podemos tratar aquí algunos conceptos básicos.
El interés por la dinámica de fluidos se remonta a las aplicaciones más antiguas de los fluidos en ingeniería. Arquímedes realizó una de las primeras contribuciones con la invención, que se le atribuye tradicionalmente, del tornillo sin fin. La acción impulsora del tornillo de Arquímedes es similar a la de la pieza semejante a un sacacorchos que tienen las picadoras de carne manuales. Los romanos desarrollaron otras máquinas y mecanismos hidráulicos; no sólo empleaban el tornillo de Arquímedes para bombear agua en agricultura y minería, sino que también construyeron extensos sistemas de acueductos, algunos de los cuales todavía funcionan. En el siglo I a.C., el arquitecto e ingeniero romano Vitrubio inventó la rueda hidráulica horizontal, con lo que revolucionó la técnica de moler grano.
A pesar de estas tempranas aplicaciones de la dinámica de fluidos, apenas se comprendía la teoría básica, por lo que su desarrollo se vio frenado. Después de Arquímedes pasaron más de 1.800 años antes de que se produjera el siguiente avance científico significativo, debido al matemático y físico italiano Evangelista Torricelli, que inventó el barómetro en 1643 y formuló el teorema de Torricelli, que relaciona la velocidad de salida de un líquido a través de un orificio de un recipiente, con la altura del líquido situado por encima de dicho agujero. El siguiente gran avance en el desarrollo de la mecánica de fluidos tubo que esperar a la formulación de las leyes del movimiento por el matemático y físico inglés Isaac Newton. Estas leyes fueron aplicadas por primera vez a los fluidos por el matemático suizo Leonhard Euler, quien dedujo las ecuaciones básicas para un fluido sin rozamiento (no viscoso).
Euler fue el primero en reconocer que las leyes dinámicas para los fluidos sólo pueden expresarse de forma relativamente sencilla si se supone que el fluido es incompresible e ideal, es decir, si se pueden despreciar los efectos del rozamiento y la viscosidad. Sin embargo, como esto nunca es así en el caso de los fluidos reales en movimiento, los resultados de dicho análisis sólo pueden servir como estimación para flujos en los que los efectos de la viscosidad son pequeños.
3.1.
Flujos incompresibles y sin rozamiento
Estos flujos cumplen el llamado teorema de Bernoulli,
enunciado por el matemático y científico suizo Daniel Bernoulli. El teorema
afirma que la energía mecánica total de un flujo incompresible y no viscoso
(sin rozamiento) es constante a lo largo de una línea de corriente. Las líneas
de corriente son líneas de flujo imaginarias que siempre son paralelas a la
dirección del flujo en cada punto, y en el caso de flujo uniforme coinciden con
la trayectoria de las partículas individuales de fluido. El teorema de
Bernoulli implica una relación entre los efectos de la presión, la velocidad y
la gravedad, e indica que la velocidad aumenta cuando la presión disminuye.
Este principio es importante para la medida de flujos, y también puede
emplearse para predecir la fuerza de sustentación de un ala en vuelo.
3.2.
Flujos viscosos: movimiento laminar y turbulento
Los primeros experimentos cuidadosamente documentados del
rozamiento en flujos de baja velocidad a través de tuberías fueron realizados
independientemente en 1839 por el fisiólogo francés Jean Louis Marie
Poiseuille, que estaba interesado por las características del flujo de la
sangre, y en 1840 por el ingeniero hidráulico alemán Gotthilf Heinrich Ludwig
Hagen. El primer intento de incluir los efectos de la viscosidad en las
ecuaciones matemáticas se debió al ingeniero francés Claude Louis Marie
Navier en 1827 e, independientemente, al matemático británico George Gabriel
Stokes, quien en 1845 perfeccionó las ecuaciones básicas para los fluidos
viscosos incompresibles. Actualmente se las conoce como ecuaciones de
Navier-Stokes, y son tan complejas que sólo se pueden aplicar a flujos
sencillos. Uno de ellos es el de un fluido real que circula a través de una
tubería recta. El teorema de Bernoulli no se puede aplicar aquí, porque parte
de la energía mecánica total se disipa como consecuencia del rozamiento
viscoso, lo que provoca una caída de presión a lo largo de la tubería. Las
ecuaciones sugieren que, dados una tubería y un fluido determinados, esta
caída de presión debería ser proporcional a la velocidad de flujo. Los
experimentos realizados por primera vez a mediados del siglo XIX demostraron que
esto sólo era cierto para velocidades bajas; para velocidades mayores, la
caída de presión era más bien proporcional al cuadrado de la velocidad. Este
problema no se resolvió hasta 1883, cuando el ingeniero británico Osborne
Reynolds demostró la existencia de dos tipos de flujo viscoso en tuberías. A
velocidades bajas, las partículas del fluido siguen las líneas de corriente
(flujo laminar), y los resultados experimentales coinciden con las predicciones
analíticas. A velocidades más elevadas, surgen fluctuaciones en la velocidad
del flujo, o remolinos (flujo turbulento), en una forma que ni siquiera en la
actualidad se puede predecir completamente. Reynolds también determinó que la
transición del flujo laminar al turbulento era función de un único
parámetro, que desde entonces se conoce como número de Reynolds. Si el número
de Reynolds —que carece de dimensiones y es el producto de la velocidad, la
densidad del fluido y el diámetro de la tubería dividido entre la viscosidad
del fluido— es menor de 2.100, el flujo a través de la tubería es siempre
laminar; cuando los valores son más elevados suele ser turbulento. El concepto
de número de Reynolds es esencial para gran parte de la moderna mecánica de
fluidos.
Los flujos turbulentos no se pueden evaluar exclusivamente
a partir de las predicciones calculadas, y su análisis depende de una
combinación de datos experimentales y modelos matemáticos; gran parte de la
investigación moderna en mecánica de fluidos está dedicada a una mejor
formulación de la turbulencia. Puede observarse la transición del flujo
laminar al turbulento y la complejidad del flujo turbulento cuando el humo de un
cigarrillo asciende en aire muy tranquilo. Al principio, sube con un movimiento
laminar a lo largo de líneas de corriente, pero al cabo de cierta distancia se
hace inestable y se forma un sistema de remolinos entrelazados.
3.3. Flujos de la capa límite Antes de 1860, aproximadamente, el interés de la ingeniería por la mecánica de fluidos se limitaba casi exclusivamente al flujo del agua. El desarrollo de la industria química durante la última parte del siglo XIX dirigió la atención a otros líquidos y a los gases. El interés por la aerodinámica comenzó con los estudios del ingeniero aeronáutico alemán Otto Lilienthal en la última década del siglo XIX, y produjo avances importantes tras el primer vuelo con motor logrado por los inventores estadounidenses Orville y Wilbur Wright en 1903.
La complejidad de los flujos viscosos, y en particular de los flujos turbulentos, restringió en gran medida los avances en la dinámica de fluidos hasta que el ingeniero alemán Ludwig Prandtl observó en 1904 que muchos flujos pueden separarse en dos regiones principales. La región próxima a la superficie está formada por una delgada capa límite donde se concentran los efectos viscosos y en la que puede simplificarse mucho el modelo matemático. Fuera de esta capa límite, se pueden despreciar los efectos de la viscosidad, y pueden emplearse las ecuaciones matemáticas más sencillas para flujos no viscosos. La teoría de la capa límite ha hecho posible gran parte del desarrollo de las alas de los aviones modernos y del diseño de turbinas de gas y compresores. El modelo de la capa límite no sólo permitió una formulación mucho más simplificada de las ecuaciones de Navier-Stokes en la región próxima a la superficie del cuerpo, sino que llevó a nuevos avances en la teoría del flujo de fluidos no viscosos, que pueden aplicarse fuera de la capa límite. Gran parte del desarrollo moderno de la mecánica de fluidos, posibilitado por el concepto de capa límite, se ha debido a investigadores como el ingeniero aeronáutico estadounidense de origen húngaro Theodore von Kármán, el matemático alemán Richard von Mises y el físico y meteorólogo británico Geoffrey Ingram Taylor.
3.4.
Flujos compresibles
El interés por los flujos compresibles comenzó con el
desarrollo de las turbinas de vapor por el inventor británico Charles Algernon
Parsons y el ingeniero sueco Carl Gustaf Patrik de Laval durante la década de
1880. En esos mecanismos se descubrió por primera vez el flujo rápido de vapor
a través de tubos, y la necesidad de un diseño eficiente de turbinas llevó a
una mejora del análisis de los flujos compresibles. Pero los avances modernos
tuvieron que esperar al estímulo que supuso el desarrollo de la turbina de
combustión y la propulsión a chorro en la década de 1930. El interés por los
flujos de alta velocidad sobre superficies surgió de forma temprana en los
estudios de balística, donde se necesitaba comprender el movimiento de los
proyectiles. Los avances más importantes comenzaron hacia el final del siglo
XIX, con Prandtl y sus discípulos, entre otros, y crecieron con la
introducción de los aviones de alta velocidad y los cohetes en la II Guerra
Mundial.
Uno de los principios básicos del flujo compresible es
que la densidad de un gas cambia cuando el gas se ve sometido a grandes cambios
de velocidad y presión. Al mismo tiempo, su temperatura también cambia, lo que
lleva a problemas de análisis más complejos. El comportamiento de flujo de un
gas compresible depende de si la velocidad de flujo es mayor o menor que la
velocidad del sonido. El sonido es la propagación de una pequeña
perturbación, u onda de presión, dentro de un fluido. Para un gas, la
velocidad del sonido es proporcional a la raíz cuadrada de su temperatura
absoluta. La velocidad del sonido en el aire a 20 °C (293 kelvins en la
escala absoluta), es de unos 344 metros por segundo. Si la velocidad de flujo es
menor que la velocidad del sonido (flujo subsónico), las ondas de presión
pueden transmitirse a través de todo el fluido y así adaptar el flujo que se
dirige hacia un objeto. Por tanto, el flujo subsónico que se dirige hacia el
ala de un avión se ajustará con cierta distancia de antelación para fluir
suavemente sobre la superficie. En el flujo supersónico, las ondas de presión
no pueden viajar corriente arriba para adaptar el flujo. Por ello, el aire que
se dirige hacia el ala de un avión en vuelo supersónico no está preparado
para la perturbación que va a causar el ala y tiene que cambiar de dirección
repentinamente en la proximidad del ala, lo que conlleva una compresión intensa
u onda de choque. El ruido asociado con el paso de esta onda de choque sobre los
observadores situados en tierra constituye el estampido sónico de los aviones
supersónicos. Frecuentemente se identifican los flujos supersónicos por su
número de Mach, que es el cociente entre la velocidad de flujo y la velocidad
del sonido. Por tanto, los flujos supersónicos tienen un número de Mach
superior a 1.
COPYRIGHT
© 2000 - 2001 LORENZO
BASURTO
Prohibida su
reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin
autorización escrita de su titular
Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is
prohibited. All rights reserved